Costa Rica, es un pequeño país que sirve de nexo de unión entre América del Norte y América del Sur, con un extensión correspondiente a una décima parte del territorio español llega a albergar el 5% de la biodiversidad del mundo, lo que convierte a este destino en un auténtico santuario naturalista.
Siendo conscientes de que su mayor tesoro es su naturaleza, Costa Rica se ha convertido en un ejemplo a nivel mundial consiguiendo el equilibrio perfecto entre el crecimiento turístico y un modelo que apuesta por la ecología y la sostenibilidad; una mentalidad que se difunde y defiende no solo en sus estamentos públicos sino también en sus habitantes, los “ticos”, como comúnmente se conoce a los costarricenses, quienes han asumido esta concienciación de respeto por la naturaleza.
Cuando pensamos en Costa Rica se nos viene a la cabeza el color verde de su exuberante naturaleza, cuando planificamos un viaje a este país, inevitablemente pensamos en Tortuguero, Arenal, Monteverde, Manuel Antonio y en las playas de Guanacaste; asociado a bosques de frondosa vegetación, valles con imponentes ríos y cascadas, emocionantes actividades cómo tirolinas, espectaculares volcanes aún activos y costas con amplías playas. Es verdad que todo esto es un escaparate de lo que Costa Rica puede ofrecer, pero también es verdad que este país de apenas 51.100 km2, alberga mucho más e incluso esconde paisajes y maravillas que no nos podríamos imaginar.
Se ha asociado este destino básicamente a dos segmentos complementarios, naturaleza y aventura; centrando las rutas turísticas en los digamos “imprescindibles”, pero el destino ha ampliado su oferta contando con encantos y atractivos para diferentes tipos de viajeros: familias, turismo de bienestar, ornitología, buceo, surf, etc. Esta apuesta por el crecimiento y también por la variedad ha hecho que zonas no tan conocidas o visitadas empiecen a tener el protagonismo que se merecen, zonas como Corcovado, uno de los lugares biológicamente más intensos del planeta; Chirripó, con rutas de trekking a través de paisajes alucinantes; Río Celeste, donde se dice que Dios limpió sus pinceles tras pintar el cielo; Santa Teresa, para los que buscan un destino de playa diferente, ideal para surf y yoga; o Zarcero, una linda población donde podremos vivir la cultura, gastronomía y hospitalidad de Costa Rica.
Son tantos los encantos conocidos y no conocidos de este país que es probable que un solo viaje se quede corto para conocer esta joya.
